El Gobierno gasta 2,8 millones en los menús para inmigrantes de los CETI: pescado de primera calidad y carne ‘halal’
El contrato para el suministro de cátering al centro de inmigrantes de Ceuta incluye límites al uso de congelados y procesados y a la variedad de frutas y verduras.
El Boletín Oficial del Estado (BOE) publica este lunes la formalización del contrato para el ‘servicio de elaboración y reparto de comida’ en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de Ceuta. El valor del contrato es de 2,8 millones de euros.
Lo llamativo de dicho contrato son, sobre todo, las exigencias para la empresa que prestará el servicio, tal y como se recoge en el pliego de prescripciones técnicas.
Así, por ejemplo, se obliga a que la composición de los menús respeten el «equilibrio, variedad, gusto y aspecto agradable y aporte calórico suficiente», «evitando la repetición de platos quincenal». Además, se indica que «el uso de verduras congeladas o de fritos como guarnición deberá ser excepcional, o en todo caso inferior al 40% de cada grupo de éstos».
Entre otras exigencias para la empresa, se le avisa de que el desayuno debe incluir siempre una oferta diaria con café con leche o leche sola; 1 zumo de 200 ml; Infusiones, cacao; 1 bollo de pan de 200 grs. por persona; 1 tarrina de mermelada variada (fresa, melocotón, etc…); 1 tarrina de mantequilla; 1 porción de quesito; 1 pieza de repostería (galletas, magdalenas, bizcochos y pastelería, alternos en la semana y rotación diaria); embutidos (pechuga de pavo, mortadela y queso: 3 lonchas por persona/día/bocadillo).
Los segundos platos de comidas y cenas «irán acompañados de sus respectivas guarniciones» que podrán ser «verduras, patatas, pimientos calabacines o berenjenas», siempre «respetando el límite de fritos y congelados».
Salsas y guarnición
«Se pondrá a disposición de los comensales como complemento al plato servido, diferentes salsas (tomate, mostaza, mahonesa, pimentón, salsa picante, etc…). Deberán presentase en la oferta diaria un mínimo de tres», se añade. Dichas salsas «deberán rotarse a lo largo de la semana».
Además, «con el almuerzo y la cena se servirá pan y vaso de 333 cc de bebida refrescante de sabor variado» y, también en este caso, «los sabores deberán alternarse a lo largo de la semana».
En el apartado ‘calidad de los artículos’ se detallan aún más esos requisitos. Así, se indica que «la calidad de los alimentos utilizados en la elaboración de los menús así como los productos suministrados responderá a parámetros de primera calidad y normalmente no congelados».
El límite máximo para congelados no podrá superar la mitad del menú. En caso de utilizarlos, «estos serán igualmente de primera calidad».
Las carnes podrán ser «vacuno de ternera o novilla, pollo y cordero, todo de primera calidad». Además, se advierte, «se exigirá certificado de carne sacrificada por el rito ‘halal’».
En el caso de los pescados, estos serán frescos «en temporada propicia» o congelados, igualmente «de primera calidad».
«Los alimentos congelados procesados (tipo palitos de merluza, calamares, nuggets, etc…) no podrán ser –salvo excepciones justificadas- sustitutivos de la oferta de carnes y pescados en estado natural».
Las mismas exigencias se imponen en las frutas y verduras, siempre variadas y de temporada. Y sorprenden también los estrictos requisitos: «como regla general, se entenderá que no se cumple el parámetro “variedad” en consumo de frutas cuando la oferta en esa categoría, dentro de una quincena (a contar desde primeros de cada mes) y en los mismos turnos (almuerzo o cena), sea porcentualmente superior en repetición al 20 %».
Además, la fruta que se considere madura en exceso, «será retirada y sustituida por otra». La leche será siempre entera; los huevos, «de buena calidad; la charcutería y arroces, «de calidad contrastada» y las cremas «siempre naturales».
Respeto a la religión
El suministro de comidas habrá de respetar también las tradiciones religiosas. Así, por ejemplo, se indica que «con motivo de celebraciones tradicionales», el horario podrá variar. También, que en ocasión del Ramadán se podrá sustituir el autoservicio habitual por bolsas de comida individuales y adaptadas a esas circunstancias.
La empresa está obligada a comunicar cualquier cambio en el menú programado y semanalmente presentará un informe detallado con los valores nutricionales de los alimentos servidos.
«Con anterioridad a su reparto, los desayunos, almuerzos y cenas deberán ser inspeccionados por el responsable del contrato. Para ello, un empleado del servicio de cocina presentará, por cada ingesta, una bandeja (prueba), con el menú confeccionado, de acuerdo a la planificación».